En la primera edición de Andalucía Sabor, en 2007, anduve como fotógrafo free-lance para mí mismo y para una revista que se editaba en Andalucía. El elenco de ponentes era, como siempre, de primera línea. Ferrán Adriá subió al escenario en su intervención y a poco más de tres minutos ya tenía al público encandilado. Yo esperé mi momento y capturé la que me parece una de las mejores fotografías que a este mago de la cocina se le hayan podido hacer en un congreso. Y es porque ese gesto de hipnotizador, de encantador de serpientes, como se puede apreciar, está en su punto culminante. Una mirada febril, unas manos que envuelven el espacio vacío. Una inclinación de la frente que proyecta complicidad y la sonrisa inequívoca de quién se sabe observado, estudiado y, lo más importante, escuchado.
La tuve guardada mucho tiempo y hoy, a un paso de la próxima edición del congreso, la difundo en mi blog deseando que este año haya muchas escenas como esta, aunque el gran gurú de la cocina mundial no esté entre sus maestros.
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