Estas fotografías son una muestra de lo que a mi me gusta captar de la gente. Miradas tranquilas, luces y gestos naturales. De la persona que me mira me interesa el único segundo en el que se olvida de lo que está sucediendo ante él. Hay un sólo instante. Un segundo y una eternidad…el instante siguiente ya es historia.
A Paco, un vecino solitario y sordomudo de Cabo de Gata, hace mucho tiempo que le mostré la cámara en una tasca para saber si no le importaba ser fotografiado. Hice la foto porque me lo permitió. En su rostro agrietado, aún sabiendo lo que yo hacía, se apreciaba la expresión inequívoca del que lleva toda su vida incomunicado, casi sin entender nada. Me enteré que murió el año pasado. Envié una copia de la fotografía a su familia. Nunca se separaba de la que le mandé por correo y por lo visto esa la había perdido.