Años, diría siglos, lleva este gran profesional elaborando helados en su establecimiento de la calle Zaragoza, antiguamente "La Gloria de España" al que todos en casa llamábamos el bar Rositas por una razón muy simple mi vida transcurrió en ése barrio justo en la calle Rositas, a 5 metros del escaparate del bar donde mi padre, el Dr. D. Manuel Manosalbas tomaba café todos, todos los días. Pues bien este MAESTRO, así con mayúsculas, investiga y plasma sabores andaluces de toda la vida y los interpreta en versión dulce helado y cremoso. Helado de incienso, sabor a torta de aceite, helado de polvorón…es una experiencia única acercarse a su establecimiento y probar cualquiera de sus criaturas. Joaquín ha importado una costumbre ya usual en otros lugares: ofrecer helado todo el año…¿acaso hay temporada de veda para los grandes sabores?.
Yo admiro su trabajo. Admiro su tesón y su discreción. Hasta hace poco los medios de comunicación y los organizadores de eventos lo ignoraban injustamente hasta el punto de que tuvo que ser, como casi siempre, alguien de fuera quién le descubriera. El fantástico presentador británico Rick Stein, que deambula por toda Europa en busca de los sabores de la excelencia recaló en su terraza y demostró lo bien que uno se lo puede pasar experimentando con los sabores eternos. Y miren si serán eternos que hasta el Papa probó en su visita un postre elaborado exclusivamente para la ocasión. Si alguien quiere emular al Pontífice que visite La Fiorentina, en la Calle Zaragoza, 16 de Sevilla, a un paso de la Plaza Nueva y a 5 metros de la antigua calle Rositas, Joquín Liria, el maestro heladero de Sevilla les Hará soñar con la sutileza de sus helados.
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