




Coincidí con la descarga, en el puerto de Barbate, de atunes de almadraba cuando fui a hacer un reportaje en la factoría de Herpac. Jamás había visto en vivo a semejante portento de la naturaleza. El atún es como un torpedo, aerodinámico y robusto.
Según decían los que nos rodeaban ya no habían animales con el tamaño de antes. Estos rondaban los 200 kilos, antiguamente se pescaban hasta de 800. La sobreexplotación, dicen, es la causante del riesgo de desaparición de esta especie, pero nadie obliga a Japón a dejar de esquilmar todo lo que se le antoja. La almadraba es un arte de pesca milenario y sostenible, patrimonio de la humanidad, que asegura la continuidad del atún, los satélites, el sonar y otros ingenios sí son culpables del peligro de desaparición, no el pescador de esta zona del litoral andaluz.