Ayer se presentó oficialmente el renovado Egaña-Oriza. Este restaurante fue punta de lanza de la auténtica alta cocina sevillana. José Mari Egaña y Merche recalaron en Sevilla hace mucho tiempo y pronto ocuparon un sitio de honor en la hostelería de nuestra ciudad con una cocina de mercado a la altura de Arzak, Berasategui o Subijana. Debido a su impecable trayectoria obtuvo una estrella Michelín, tal era el nivel de sus platos, el cariz de su servicio y la atmósfera que se disfrutaba en todo el establecimiento, amén de su gran barra, posiblemente la mejor de Sevilla en muchos años, y un comedor subyugante que proyectaba un elitismo pocas veces visto en esta ciudad. José Mari siempre ha sido discreto y reservado. Se considera un cocinero de salsas. Juanito de Baeza dice de él que es uno de los pocos cocineros que todavía guisa. Cierto. Es lo que siempre le ha gustado y nunca se mostró amigo de los cantos de sirena de la nueva cocina estilista y funcional, ofreciendo lo que ya hemos mencionado antes: ALTA COCINA DE MERCADO, rica y generosa, como buen vasco. Han reabierto con un nuevo espíritu. Vuelven por sus fueros y espero que Sevilla sepa apreciar el esfuerzo y reconocer tanto tesón. Durante más de quince años he sido testigo del compromiso de esta casa con la gastronomía sevillana. Nos merecemos el futuro y también agradecer el pasado, por eso os muestro imágenes del Oriza que conocimos y el cartel que diseñé para las cartas y que presidió la entrada hasta hace poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario