A mí siempre me ha caído bien este gaditano, un poco ausente y rebelde, siempre enredado con la cocina del mar desde la vanguardia, casi molecular, siempre en busca de sabores intensos, que la ofrece además en un lugar tan delicado como es Cádiz y, para más inri, El Puerto de Santa María. En un sitio en el que el producto más demandado es el marisco cocido y el pescado a la plancha o al horno y poco más, salvo pocas excepciones, eso de ofrecer cocina de autor ensamblada con científicos estudios marinos, indagando en la biodiversidad para engrandecer el sabor de lo más grande que produce la pesca, ya tiene mérito. Un mérito de un valor incalculable. Tras años de trabajo le llega el reconocimiento de la más exigente crítica mundial. La Guía Roja le otorga una estrella. La Michelín, siempre injusta con Andalucía, se rinde a su talante y le premia con una estrella. La única en Cádiz. El octavo restaurante de nuestra comunidad. A mí que siempre me ha caído bien este gaditano, un poco ausente y rebelde me causa una enorme alegría que le hayan concedido la estrella en principio por él y su equipo. Después por Cádiz y el Puerto y por último por todos nosotros porque ahora tenemos un sitio más donde disfrutar de una cocina exclusiva, rutilante y, lo mejor de todo, andaluza.
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