EL TEMPLO DEL "PINTXO"

Este apartado es algo así como un reconocimiento a un lugar ya desaparecido, aunque el local y el nombre perduren. De los orígenes del pincho y del arte para prepararlos quienes más saben son los donostiarras, sin duda. Y no confundan pincho con bocado y bocado con banderilla y banderilla con picoteo y picoteo con tapa. Que a los inventores de la tapa, a los sevillanos, ya nos ha costado lo nuestro la apropiación indebida que han hecho todos de tan fantástica forma de disfrutar comiendo y mucho me tengo que equivocar para predecir que el siguiente en la fila de los conceptos confusos será el pincho. Esperemos que no tengan que sufrir los creadores de la idea que un andaluz aparezca en un congreso gastronómico internacional, para descubrírselo al mundo. En fin a lo que vamos, este en concreto se llamaba el INDURAIN y los elaboraban en la Bodega Donostiarra, que según se dice fue el inventor de esa sublime combinación llamada Gilda. Mucho se ha escrito sobre este sitio. Sus tortillas hechas al momento también tenían justa fama. Su dueño y su personal, con maneras de una barra tres estrellas, alimentaron a la parroquia durante mucho tiempo a la hora del aperitivo. Hoy ya es otra cosa.